La decadencia del reinado del campo – 25 / 02 /2023
Es la intención, señalar el futuro del modelo agroexportador argentino – Por
Arturo Lobos
La decadencia del reinado del campo
El fin del presente es resaltar qué sucede con el campo; qué
rol ocupa; a qué juega y porqué juega como juega. En otro sentido, también
tiene que ver con qué es lo que sucederá con las próximas elecciones, o como
veremos más abajo también, quizás sea precisamente porque aún no se han
materializado.
¿Qué es “el campo”?
Primero: “el campo” es muy genérico y me gustaría hacer una
distinción categórica entre “el campo” que sólo produce alimentos y “el campo”
como a aquella estructura de terratenientes; productores;
comercializadores; exportadores o
actores netamente económicos y financieros que buscan utilidades a través de
las divisas de otros países, explotando las excepcionales características de
nuestro suelo.
El campo "ayer"
La historia de América Latina cuenta que al poco tiempo de
haber pisado tierra los españoles y los portugueses, se dedicaron entre otras
cosas a la extracción de muchas de las riquezas minerales de otros países como
Perú o México. En este sentido, nuestro territorio fue ponderado con
posterioridad. Así, Argentina fue puesta en valor por una ventaja de la que el
resto carece, que es la calidad de nuestra tierra en términos agrícolas y
pastoriles, ergo, también ganaderos. Luego de un largo proceso, fue en la
conquista del desierto donde se “privatizaron” las últimas tierras para el uso
de la producción y entiendo que tuvieron que transcurrir varias décadas hasta
que el campo perdiese por primera vez con mayor incidencia el monopolio de la
exclusividad del ingreso de dólares a nuestro país.
Es interesante resaltar la división entre los frenos a las
exportaciones provocados por factores externos como la crisis mundial del 30 a
diferencia de aquellos manejos internos como los direccionados por políticas
públicas; tampoco es mi intención debatir cuestiones ideológicas como la de “el
estado interventor”.
Así, desde 1945 y por algunos años el Estado pudo prescindir
de la dependencia de dólares para las importaciones dedicadas al consumo. Esto
fue logrado gracias proceso de ISI (Industrialización por Sustitución de
Importaciones) permitiendo a nuestro país necesitar menos dólares para importar
insumos para la producción de bienes y servicios para su consumo interno.
Hubo una segunda bisagra, fue recién desde 2003 con
características de proceso similares a las del peronismo, algunos la reducen
como “viento de cola” donde el Gobierno de turno sencillamente “tuvo suerte” y
pudo acceder a dólares gracias a los productos primarios a precio
excepcionalmente en suba, para llevar adelante políticas públicas de
redistribución. Esto es ideológico, sin embargo el hecho es que una vez más el
campo tuvo un peso menor para el estado, al lograr reactivar nuevamente las
ISI.
El campo "hoy"
En la actualidad “el campo” se encuentra en una encrucijada,
pues a futuro perderá definitivamente su monopolio y su jerarquía de influencia
ante el Estado. Ese gran sector de producción alimenticia que involucra
diversos actores económicos y financieros, disminuirá su poder. Con otras
palabras: se reducirá su peso relativo de ingreso de divisas, con relación a
otros actores exportadores. Así los nuevos competidores generarán nuevas
divisas obtenidas a partir de los RRNN por un lado. Por el otro de inferior
incidencia, se presenta un nuevo actor dentro del rubro servicios. Con relación
al primero serían a partir de por ejemplo hidrocarburos o litio; el otro en
menor medida pero no menos importante es la industria del conocimiento, pues
solamente los ingresos por este último ítem, supera a cualquiera de los
ingresos de dólar soja.
Es por lo anterior que el riesgo para “el campo” sea que en
algunos meses el actual gobierno podrá prescindir de la obligatoriedad por
ejemplo, de ofrecer exportar sin retenciones y así podrá esperar a que realicen
las liquidaciones en los tiempos establecidos, o por lo menos tendrá muchos
menos condicionamientos, pues sólo dependerá de las políticas públicas buscadas
por el gobierno de turno.
Entiendo así en un sentido que “el campo” busca hoy por
ejemplo a través de las protestas, la eliminación total de las retenciones
porque sencillamente ya lo lograron con soja uno; con soja 2 y van por soja 3,
por lo tanto ¿por qué no insistir en su permanencia? En otro sentido podría
interpretarse que es porque el momento es ahora, pues hay un gobierno débil o
bien porque cuando “el campo” disminuya su jerarquía, tendrá mucho menos
oportunidad y poder. Me inclino más por lo último.
A modo de conclusión, “el campo siempre…”
Lo anterior me lleva a concluir en que “el campo” es un
actor político y económico de relevancia, que se encuentra en nuestro ADN
fundacional argentino y que por lógica siempre ha intentado maximizar sus
beneficios. Además, podría tener el derecho a pensar que no es casual que tenga
simpatías y conveniencias con determinados gobiernos y rechazos detestables
hacia otros. Entiendo que desde esta mirada la prioridad ideológica para el
campo sólo es superada por sus intereses de poder. Así mismo, su coyuntura
actual le presenta pocas opciones, lo que sería en términos simples: ahora o
nunca.
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